Un día como hoy 31 de mayo de 1970: el día que se acabó el mundo

Tragedia. Hace 50 años, el 31 de mayo de 1970, en Áncash, ocurrió el terromoto más fatídico del Perú. Murieron 70 mil personas, millares de heridos y desparecidos, y quedaron sepultados bajo el lodo dos ciudades: Yungay y Ranrahirca.

Eran las 3:23 de la tarde del 31 de mayo de 1970. La gente en Huaraz, Yungay, Ranrahirca, se acomodaba en sus sillas y sillones para ver el partido inaugural del Mundial de México 70 en el que Perú, dos días después, jugaría con la selección de Bulgaria. Todo era alegría. De pronto se escuchó un ruido de cataclismo y tembló la tierra. Un terremoto de magnitud 7.8 sacudió la región norte del Perú, especialmente el departamente de Áncash.

En 45 segundos, Huaraz quedó en ruinas, totalmente destruida. Las casas se desplomaron sobre sí misma y hacia la calle, de modo que unos murieron dentro de sus casa y otros en el intento de huir.


El día oscureció, era el fin del mundo. La polvareda no solo cubrió toda la ciudad sino también se elevó a miles de metros que hizo imposible el aterrizaje de aviones para prestar ayuda.

Pero la desgracia estaba por todos los lados. La ciudad de Yungay había sido sepultada en lodo por el aluvión causado por el bloque de hielo que se desprendió del Huascarán. El aluvión desarrolló una velocidad entre 200 y 500 kilómetros por hora. De la ciudad de Ranrahirca, no quedó rastro alguno.


El terremoto había causado cerca de 70 mil muertos, 20 mil desaparecidos y 145 mil heridos. Así, los habitantes de esas ciudades pasaron, en segundos, literalmente, del cielo al infierno.

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